12 ago 2012

Tú y tu complejo de termita.




El coche era un Renault Mégane de la edición anterior a la anterior, de esos que tenían el maletero tan amplio y que eran tan feos como espaciosos. Dentro del maletero había una olla de esas que llevan válvula y se llaman ultrarrápidas y dentro de la olla había cristales, hierros y metralla.
El sistema se completaba con un detonador, un mecanismo de activación, un teléfono móvil y el sentimiento de que, llegado un punto, queda muy poco que perder... 

Éramos tan…, éramos tan bobos que nos faltaban las palabras, tan ingenuos que no supimos ni decirnos adiós. 
Luego llegó la burbuja, tu burbuja, esa secta del silencio que un día fundaste y en la que te recluiste. Pasaron cosas, dijiste. 
Los cristales salieron despedidos y se clavaron en todos los tejidos. El veneno, tan lento, aún sigue extendiéndose.


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Keegy